A lo largo de los últimos 15 años hemos visto crecer la demanda de CBCT previa a la extracción de terceros molares inferiores retenidos. Cuando comenzamos a hacer tomografía cone beam eran, después de los implantes, la entidad por la que más se requería el estudio tomográfico.
Así recorrimos vida y obra (literal) de los terceros inferiores impactados, particularmente los que mostraban posición horizontal, que comprometían a los segundos molares y que en su extremo radicular mostraban contacto con el canal dentario inferior. A esto se sumaba menos típicamente, pero igual de mostrativo en frecuencia, la presencia de quiste dentígero asociado al retenido. Personalmente con la práctica y la sistematización en la observación de estos casos, comencé a entender compartimientos típicos de este tipo de retenciones.
En este último año me llamaron la atención dos CBCTs que fueron realizadas post accidentes quirúrgicos (fracturas de basal mandibular y cortical lingual), y daban cuenta de extracciones llevadas a cabo sin evaluación tomográfica previa. Los resultados no fueron buenos y provocaron un gran dolor de cabeza para los colegas y consecuencias para los pacientes. Lo que llamó mi atención es que en ambos casos, se trataba de terceros retenidos ósteo-mucosos verticalizados como se ve en el ejemplo. En las técnicas radiográficas 2D que se habían realizado previamente, aparentaban poco compromiso, se veían alienados y esto era debido a la superposición lógica de la periapical y la ortopantomografía. En una vista en sentido vestíbulo-lingual como la que ofrece la CBCT es posible sumar información que de otra manera no tendríamos.
Observemos ahora al 48 de nuestro ejemplo: muestra leve inclinación de corona hacia vestibular, dilaceración radicular hacia bucal, impactación de raíz en cortical lingual mandibular que se observa comprometida y contacto apical con CDI. Y me pregunto, en este caso: ¿las maniobras quirúrgicas y la información al paciente es la misma con o sin tomografía?
Y la respuesta es contundentemente NO. Por esto, si la propuesta es contar con la información que permita identificar los riesgos, planificar los procedimientos adecuados, e informar al paciente sobre la situación real y las posibles implicancias, sé con certeza que la respuesta es un rotundo SI. A por ello vamos!
